Salud intestinal, clave de nuestra salud global

Cada vez es más evidente que nuestra salud general pasa por tener una buena salud intestinal. 

universidades anglosajonas apuntan que casi un 90% de las enfermedades que padecemos tienen su origen en un sistema digestivo sucio o mal balanceado. 

El Dr. Francisco Guarner, médico digestólogo e investigador del Hospital de la Vall d’Hebron, apunta además a la estrecha relación entre salud intestinal y problemas dermatológicos como puede ser el acné, la dermatitis atópica o la psoriasis. 

También de la relación entre patologías neurológicas como el párkinson, el Alzheimer, la epilepsia o el autismo. O incluso enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn o la celiaquía.

Un intestino poblado por una microbiota bien balanceada es absolutamente clave.

El Dr. Stefan Feidt lo resume: 

«El microbioma sintetiza vitaminas esenciales, como la B1, B2, B12 o la vitamina K, así como ácidos grasos de cadena corta, como los ácidos acético y butírico, que sirven de fuente de energía para las células de la mucosa intestinal y promueven la movilidad intestinal. Además, el microbioma intestinal ayuda a combatir la inflamación, elimina las toxinas y ayuda al sistema inmunológico»

Microbiota, microbioma o flora intestinal, la llamamos de diferente manera, es clave para estar sanos. Pero, ¿cómo podemos mejorar nuestra salud intestinal? La dieta es clave para ello. Para disfrutar de una buena salud intestinal debemos incorporar en nuestra dieta las frutas y las verduras, las legumbres, los productos fermentados (yogur, kéfir, col fermentada, kimchi, combucha…) Es muy importante que nuestra dieta sea rica en prebióticos (fibras solubles e insolubles) que alimentarán a esta flora favorable. Beber líquidos y mantener una buena hidratación durante todo el día.

Y ¿qué es lo que nos perjudica?

Hay alimentos que pueden dañar nuestra la flora intestinal. Las lectinas, sobre todo el gluten y carbohidratos de absorción rápida, como el azúcar, deben evitarse en la medida de lo posible. El gluten puede resultar difícil de digerir, dado que la composición de los componentes de la proteína resulta muy compacta. El azúcar facilita el crecimiento de hongos y levaduras, así como la proliferación de bacterias intestinales dañinas. Todo ello, en algunos casos, puede llegar a provocar inflamación. Las grasas hidrogenadas o ultraprocesadas, no son beneficiosas para la salud intestinal por la cantidad de aditivos químicos que contienen. 

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